¿Lengua brasileña o portugués?

La lengua brasileña
La lengua brasileña
 
La lengua brasileña, o el portugués de Brasil, no es sólo una contextualización del portugués de Portugal; es una historización singular, efecto de la instauración de un espacio-tiempo particular diferente al de Portugal. Un espacio-tiempo que se caracteriza por la fuerte unidad del idioma brasileño en la representación del imaginario nacional. En países colonizados, como Brasil, se da el proceso de lo que denominamos heterogeneidad lingüística, por el cual el idioma funciona en una doble identidad. De esta manera, lenguas que son consideradas iguales, al  historizarse de maneras diferentes con respecto a la formación de los países, son idiomas distintos. O sea, hablamos la “misma” lengua, en el caso del portugués de Brasil y de Portugal, pero no hablamos igual. Así, podemos decir que estas lenguas difieren porque producen discursos diferentes, tienen significados diferentes. Nuestra lengua, entonces, la lengua brasileña se expresa en un vínculo de memoria heterogénea. El portugués de Brasil y el de Portugal adoptan interdiscursividades distintas como si fuesen una sola, pero no es así. Son distintos sistemas simbólicos, con distintas materialidades históricas, pero aparentando la misma materialidad empírica. Que sin embargo es sólo una cuestión de apariencia, habiendo una separación necesaria entre ellas. ¿Por qué esta separación necesaria? Porque éstas se constituyen según diferentes memorias. Al desplazarse en el espacio, al desterritorializarse de Portugal hacia Brasil, esta lengua sufrió un proceso de transferencia, y por lo tanto sufrió una transformación. Inicialmente, con la llegada de portugueses a Brasil tenemos una inversión en la relación palabra/cosa (¿la misma cosa aquí y en Portugal es denominada de la misma manera?). El colonizador portugués, de acuerdo con su memoria discursiva reconoce y nombra cosas, seres, procesos, acontecimientos. Pero lo hace transportando meramente elementos de su memoria lingüística. Como se encuentra en Brasil, este desplazamiento impone contornos enunciativos diferenciados. Esta diferencia se convierte cada vez más en una diferencia de lengua (relación palabra/palabra: "bicha/fila") y no de palabra/cosa. De esta manera, el trabajo sobre la lengua y el portugués así transportado termina estableciendo otra relación palabra/cosa, cuya ambivalencia puede ser leída en las transferencias: en Brasil/en Portugal. Tiene lugar entonces la producción de un espacio de interpretación con deslizamientos, efectos metafóricos que historizan el idioma en Brasil en forma diferente a la de Portugal. Se producen transferencias, desplazamientos de la memoria en la relación de la palabra con la cosa. Y nuevamente, aquí en Brasil, se repone la relación de la palabra con ella misma dando lugar a la organización, clasificación en un movimiento de saber (diccionarios, gramáticas, etc.). La lengua practicada al otro lado del Atlántico realiza de otra manera la relación unidad/variedad. La unidad aquí ya no refiere el portugués de Brasil al de Portugal sino a la unidad y a las variedades existentes aquí en Brasil. Ésta es su singularidad. Hay un giro en el régimen de universalidad de la lengua portuguesa que pasa a tener su referencia en Brasil. En esas condiciones, la variación no tiene como referencia a Portugal, pues la diversidad concreta se produce en Brasil, en la convivencia, contacto, de pueblos de lenguas diferentes (lenguas indígenas, africanas, etc.). Nuestras variaciones son variaciones en relación a Brasil y no a Portugal. Por su historización en otro territorio, Brasil, el proceso de constitución de la lengua portuguesa se remite no a un modelo estático exterior a su campo de validez (nacional) sino a su práctica real en un nuevo espacio-tiempo de prácticas discursivas. La gramatización en un país colonizado trabaja según un eje doble: el de la universalización y el del desplazamiento. Por su gramatización, el portugués en Brasil instala su derecho a la universalidad, garantizando la unidad (imaginaria) constitutiva de cualquier identidad. Paralelamente, tiene sus usos variados. Una vez conquistado su derecho a la unidad, reconoce sus variedades (relación con las lenguas indígenas, africanas, de inmigración, etc.) que le dan identidad hacia adentro y hacia fuera: hacia adentro, por ejemplo, se distingue el portugués estándar de los tupinismos, africanismos, populismos; hacia afuera, se distingue por el mismo trazo, los brasileirismos, en relación al portugués de Portugal. Esta ambivalencia muestra el giro por el cual transferimos hacia Brasil la referencia de la universalidad de su lengua, la lengua brasileña. Este reconocimiento es parte de nuestra unidad nacional.


http://www.labeurb.unicamp.br/elb/portugues/lingua_brasileira.html
Traducción: Sonia Rodríguez Mella



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